Los puntales metálicos para cimbra son la base del apuntalamiento en losas, muros y trabes de concreto. Permiten soportar el peso del concreto fresco y de la cimbra durante el vaciado, manteniendo niveles y alineaciones de proyecto mientras la estructura adquiere la resistencia necesaria.
Contar con puntales telescópicos reforzados, con rangos de trabajo de 2.0 a 4.0 m y capacidades de carga definidas, brinda seguridad a las cuadrillas de obra y reduce el riesgo de deformaciones o fallas durante el colado. Son una solución rentable para constructoras, contratistas y empresas dedicadas al encofrado profesional.
Aunque todos los puntales metálicos cumplen la función de soportar la cimbra, existen variaciones en su diseño, acabado y capacidad de carga. Conocer estas diferencias ayuda a seleccionar el modelo adecuado para cada tipo de obra y elemento estructural.
Son los más comunes en obra. Están formados por dos tubos concéntricos que permiten ajustar la altura mediante pasador y tuerca de ajuste. Su rango típico varía entre 2.0 y 4.0 m, lo que los hace adecuados para la mayoría de las losas y entrepisos en construcción habitacional y comercial.
Cuentan con perfiles de mayor espesor y placas de apoyo robustas para soportar cargas superiores. Se utilizan en losas con mayores peraltes, zonas de alta concentración de carga, claros más amplios o aplicaciones donde el diseño estructural exige un apuntalamiento más rígido.
Cada puntal incluye base y cabezal de apoyo, orificios de ajuste, pasador de seguridad y sistema de rosca o tuerca para nivelación fina. Algunos modelos integran acabados galvanizados para mejorar la resistencia a la corrosión y facilitar su limpieza después del uso en obra.
Para un diseño de apuntalamiento seguro es indispensable considerar la altura de trabajo y la capacidad de carga de cada puntal. Estos valores suelen disminuir a medida que se incrementa la extensión del tubo telescópico, por lo que es importante respetar las tablas proporcionadas por el fabricante.
Los modelos más utilizados en edificación cuentan con rangos de 2.0 a 3.0 m o de 2.10 a 4.00 m. Esto permite apuntalar losas de planta baja, entrepisos y algunos cubos de escalera. En proyectos especiales pueden combinarse puntales con sistemas de torre o marcos metálicos para alcanzar alturas mayores.
Cada puntal cuenta con una capacidad máxima admisible según su extensión. Para garantizar la seguridad, se recomienda considerar factores de seguridad apropiados, distribuir los puntales con una retícula adecuada y complementar el sistema con vigas, largueros y cimbra de buena calidad. Nunca se deben sobrecargar ni modificar los elementos estructurales del puntal.
Los puntales metálicos se utilizan en diferentes elementos de concreto armado, desde losas macizas y aligeradas hasta muros y trabes de gran peralte. Su función es mantener la cimbra en posición durante el colado y mientras el concreto gana resistencia suficiente para sostenerse por sí mismo.
En losas corridas se dispone una retícula de puntales que soporta largueros y placas de cimbra. La correcta separación entre apoyos ayuda a controlar las deformaciones verticales, mantener niveles y minimizar la aparición de fisuras por flechas excesivas durante el colado.
En trabes y vigas, los puntales se colocan bajo las secciones donde se concentra la carga, apoyando el sistema de cimbra diseñado para el peralte correspondiente. Es común combinar puntales con marcos y crucetas para mejorar la estabilidad lateral del conjunto.
También pueden utilizarse como refuerzo temporal en muros, trabes de gran claro o estructuras existentes que necesitan apoyo mientras se realizan demoliciones parciales, ampliaciones o rehabilitaciones estructurales.
Además de un diseño adecuado del sistema de apuntalamiento, el desempeño de los puntales depende del estado de conservación de cada elemento y de la forma en que son utilizados en obra. Un manejo adecuado prolonga su vida útil y mantiene la seguridad de las cuadrillas.